jueves, 3 de septiembre de 2015

Una imagen, más que mil palabras, pero soluciones…

Hoy es imposible mirar hacia otro lado. Los que no se acostaron ayer con esa imagen se la han “desayunado”. Incluso los locutores de radio son capaces de describirla y transmitirte las sensaciones tal cual si la estuvieras viendo. Luego viene el mareo de la noticia y los interminables debates de todo lo que la rodea. Se debió publicar o no? Soluciones al problema migratorio? Etc. Particularmente, la opinión de los que regentamos este blog, es que ni esta ni otras muchas imágenes de las que circulan por las redes o medios de comunicación, debieran compartirse y divulgarse de la manera tan… “compulsiva” como se hace. Hoy es la noticia. La tendremos hasta en la sopa y la usarán, no hace falta decir quién, hasta que quieran. Y luego a otra cosa mariposa.

Omaira Sánchez
Recordáis en 1985 la imagen de aquella niña, Omaira Sánchez, atrapada por los restos de su casa tras el terremoto de Guatemala y con el agua al cuello? O la de Kim Phuc, esta ya más antigua, quien en 1972 con nueve años fue fotografiada, desnuda, llorando desconsolada, mientras huía del bombardeo que se estaba produciendo en el templo donde se protegía con su familia en Vietnam? Impactantes imágenes que nos quedan grabadas a fuego en la retina, para siempre.

Kim Phuc
Antes no había redes sociales ni forma tan fácil de difundir cualquier cosa como hoy en día. Seguramente que de haberlas habido se hubiesen multiplicado ambos ejemplos por todas partes y lo tendríamos, como la imagen que nos persigue hoy, abriendo telediarios, portada en los periódicos, e inundando las redes. Hoy es esta, pero ayer era la de un niño maltratado con la carita hecha un “Cristo”, o el otro día otra pobre criatura entubado, monitorizado y lleno de aparatos intentado mantenerle con vida. Qué buscamos difundiendo todo esto? Somos mejores por hacerlo? Nuestra conciencia está más tranquila por compartirlo?

No decimos que lo ideal sea meter la cabeza en el agujero como los avestruces y vivir en nuestra particular burbuja de cristal. Para nada. Pero nada solucionamos retuiteando, compartiendo o difundiendo. Las imágenes que aportamos nosotros acompañan esta entrada para que se sepa de qué estamos hablando, pero las hemos difuminado porque queremos predicar con el ejemplo.

Se puede pensar que estamos, los ciudadanos de a pie, a unos niveles en los que poco o nada se puede hacer para contribuir a una solución del problema que ha provocado que esta criatura muriese. Pero es que siendo honestos, es tan sumamente complejo el problema, que  los que “pueden” o “podrían hacer algo” por ocupar cargos representativos de nivel,  tampoco tienen la fórmula mágica para borrar de un plumazo el mismo. A lo sumo pueden echar parches que como mucho mitiguen o reduzcan el número de siniestros. Pero la solución de raíz es sumamente difícil.

Nosotros, a nuestros niveles como decimos, difícilmente podemos algo aparte de cuando elegimos a nuestros representantes en las elecciones. Pero lo que sí que creemos es que el difundir este tipo de imágenes para nada contribuye a la solución del problema.

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